Diseño de Interacción para la presencia.

Luis Alberto Teniente Paulín

El desarrollo acelerado de las tecnologías de la información orientadas a satisfacer o acompañar las actividades cotidianas como las laborales, sociales, domésticas y el ocio, es decir los aparatos electrónicos como las computadoras, videojuegos, televisores, telefonos móviles, se han vuelto tan imprescindibles para la vida que han incidido en cómo asimilamos la realidad a través de la información.

Debemos recordar que estos artefactos considerados inteligentes (smart), fueron perfeccionandose para los usuarios, valorando al humano y a la máquina como procesadores de información que se dialogan entre sí, intercambiando datos a través de sus interfaces orgánicas y artificiales, siendo una herramienta revolucionaria que ha potencializado los diversos campos de la ciencia, tecnología e industria.

No obstante al entrar esta tecnología a la esfera de las actividades cotidianas, con el paso del tiempo ha transformado a sus usuarios en nodos permanentes de transferencia y consumo de información, gracias a las redes de comunicación y su portabilidad estos artefactos se han vuelto ubicuos en la vida de las personas, rodeandoles de información en todo momento.

Sin embargo no debe de pasarse por alto que los procesos cognitivos superiores como el pensamiento crítico, la memoria, las emociones y resolución de problemas no se basan unicamente en digerir y procesar información, sino que requieren diversas actividades que involucran la corporalidad, la intersubjetividad y la atención presente, elementos que se dejan fuera cuando nos encontramos inmersos interactuando con las pantallas.

Los profesionales de la salud cada vez más advierten sobre síntomas alarmantes en este desempeño cognitivo deficiente en usuarios que pasan una gran cantidad de tiempo inmersos en las pantallas, principalmente en los jóvenes que se han habituado a esta tecnología desde muy temprana edad, presentando dificultades para mantener su atención, falta de empatía, problemas de sueño, ansiedad, depresión e incluso predisposición para el autismo.

La mercantilización de los datos del usuario ha orillado a que la disciplina del diseño de interacción, valiéndose de conceptos basados en la psicología y el comportamiento humano, haya desarrollado estrategias que contribuyen a que los usuarios permanezcan más tiempo inmersos en las pantallas, entre más tiempo el usuario se encuentre dentro de las plataformas digitales, más genera valor consumiendo para las principales empresas tecnológicas.

¿Es posible concebir una nueva práctica dentro del diseño de interacción que no apueste por un ser humano alienado con la información?, existen alternativas a las que puede recurrir el diseñador en su práctica y hacer frente a este paradigma de forma crítica, estas claves pueden encontrarse en las diversas fuentes y proyectos que buscan hacer al humano más presente en el mundo y menos enganchado a las pantallas.

Las teorías de la cognición corporizada, permiten imaginar nuevas estrategias en el diseño de productos o contenidos interactivos, debido a que consideran los aspectos sensoriales kinestésicos y sociales que están involucrados en la asimilación de conocimiento y que son imprescindibles en la aprehensión del mundo, aspectos que se han visto sesgados por una tecnología predominantemente audiovisual y que ha repercutido en nuestro desempeño cognitivo.

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